3 Nisan 2012 Salı

((slayt izle)) TÜRKÇE - İSPANYOLCA E KİTAP - La Violencia Familiar - Mr CAN AKIN - LO MÁS LEÍDO UN LIBRO EN TURQUÍA Y EN ESPAÑOL






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Türkçe
Balıkesir'de Gazi Ece Amca Ve Ben
Öykü Kitabı - Yazar: Can AKIN
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English
Stories Of Memory - In Balikesir City Uncle Ece And Little Can -
Written By: Can AKIN - Translated By: Nilufer DURSUN
http://www.turklider.org/TR/EditModule.aspx?tabid=1038&mid=8373&ItemID=8866

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Espanyol
Balikesir
Ciudad, Su Héroe Ece Amca Y Yo
Escribir: Can AKIN - Traducción: Zulma LUJAN
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В Балъкесир Чичо Едже И Аз- Писател: Джан Акън-Разказ 
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                             TERCER CAPITULO

                              La Violencia Familiar

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                             Cuando estaba acercándome a mi hogar, empezó a aparecer en mi interior una inquietud que no podía conocer los motivos. 

                             Llegué a casa. Mi padre estaba parado en la puerta. Ya me había visto a la distancia y había salido a la puerta. 

                            
Mi padre me miraba a mi cara de manera  extraña extraña, y puso una sonrisa sin sentido en sus labios, para preguntarme porque no había regresado a tiempo a la casa. 

                            
Podía ver, con mi mentalidad de niño, que algo estaba pasando, pero todavía no podía descubrir que era. Yo no sabía que hacer. Había empezado a tener miedo. Estaba rígido, con un miedo que llegaba hasta mis huesos. Algo pasaría un poco después. Yo ya conocía esta secuencia de pasos. Porque a pesar de la sonrisa en los labios de mi padre, había tanta oscuridad en su mirada, como en la profundidad de un negro pozo. En su interior, estaba ardiendo en llamas de color rojo. 

                            
Una parte de este fuego, había tocado mi corazón asustadizo y me dio miedo. Estuve pensativo, pensativo  por un tiempo, mirando las llamas que tenía mi padre en sus ojos. Estaba tan enfadado como un diablo y tan rojo como el infierno. 

                             Las cosas estaban mal. Y además iban para peor.

                             Aunque  para mí era evidente que mi padre rara vez sonreía  y si lo hacía era porque estaba con ira en su interior.  Yo tambien le sonreí respondiendo a su irreal sonrisa. 

                             Como  hubiese sido llegando a mi casa, luego de un viaje, y mi familia que me esperara abriendo los brazos, diciéndome " Mi Hijo ", y me sonrieran con una sonrisa auténtica en sus rostros  que viene del amor del corazón. Pero en mi corazón de niño tenía miedo a mi padre y a mi madre. Mi corazón sin amor se iba  muriendo cada día por las palizas a mi cuerpo. 
 
                            Mi padre gritó enojado :

                            
" - ¿  Por qué llegas a casa temprano, dónde esta tu mochila ?" 

                             Sonriendo con miedo respondí :

                             " En la escuela había una reunión por eso mi maestra me envió  y como mañana tenemos la misma clase, me dijo que dejara la mochila en la escuela, entonces papá, la dejé en la escuela…." 
 
                             En ese instante, salían llamas de los ojos de mi padre, que se dirigían  hacia mí y me quemaban. 

                           
Antes que el rostro de mi padre se sonriera, cambió rápidamente  de  semblante, estaba enfadado y empezó  a mirarme con una expresión de violencia. Los músculos se aflojaron y me manifestó su ira.

                             Llevó su mano derecha al cinturón. Desabrochó en un santiamén la hebilla del cinturón. Por su interior ardía. Yo miraba su impotencia. No tenia ninguna escapatoria. Ni tampoco podía irme con alguien.

                             Y yo que todavía era un niño. Mi cuerpo delgado y débil, que mi maestra lo había considerado importante para enviarme a casa…

                             Fue sacando lentamente, lentamente, el cinturón del pantalón y cuando lo sacó hizo un rápido palmoteo con un silbido.

                            Con un vozarrón de ira, mi padre me habló desde atrás y sentí que me dijo : 
 
                             " - ¿  Por qué escapaste de la escuela, qué hiciste con tu mochila. Dónde está  tu mochila ?

                            Después que me dijera esto, como yo no confiaría, hice un último esfuerzo para poder detener su enojo y  que rompa las cadenas de la ira 

                             Le dije : _ " Mi maestra dijo que mi mochila estaba pesada y que la dejara  en la escuela, entonces tomó la mochila de mi espalda " 
 
                             Como tenía mucho miedo, me abracé fuerte a mi libro " La Batalla de Gallipoli " que tenía en mis manos. En ese momento quise desaparecer ingresando adentro del libro. Y rogué a Dios  nunca más tener que vivir  mi vida como en ese momento estaba viviendo.

                             Agarró tan fuerte el cinturón en su mano hasta dejar blancas las articulaciones de sus dedos.

                             Y cuando levantó el brazo hacia arriba, comprendí que empezaría a descender el cinturón sobre mi cuerpo, muchas veces y con rápidos movimientos. Mi cuerpo pequeño  fue golpeado severamente hasta caer al suelo, por delante de la puerta.

                             Mientras, desde atrás una y otra vez descendía con rapidez su cinturón. Cada golpe envolvía alrededor de mi débil cuerpo.

                             Hasta que aparecieron las  heridas por delante y por detrás de mi cuerpo y  estaban empezado a sangrar. Mi alma también estaba dolorida. Me quedé en el suelo para resistir una vez más los golpes del cinturón y poder disminuir la violencia y la intensidad del dolor. 

                             La hebilla del cinturón se hundió en mi rostro, dejándome dos marcas profunda a nivel de mis ojos y de la nariz, muy doloridas. Mi naríz estaba sangrando. Y mis ojos estaban cerrados porque  la hebilla del cinturón había tocado el borde de mis ojos y estaban cubiertos de sangre.

                             Mi corazón estaba marcado como con hierro candente, por  los golpes de cinturón en por todas las partes  de mi cuerpo, y parecía  estar relleno con brasas, como si fuera una enorme fábrica de fundiciones de hierro. Estaba afiebrado y muy caliente por todas partes

                             Estaba golpeado, despeinado y como un vagabundo, y  me dijo : 
 
                             -   ¿ Por qué huiste de la escuela, dónde está tu mochila ? Mientras me preguntaba, me golpeaba más rápido con el cinturón

                             Con cada golpe, una parte de mi amor estaba muriendo y también moría una parte de mi ser.

                             Mi corazón de niño había agotado completamente todas las esperanzas. Como decidió pegarme en el suelo, todos los vidrios de mi casa que se rompieron cayeron sobre mí. 
 
                            A medida que me hacía preguntas, yo también le respondía con mis últimos alientos 

                             " Mi maestra me dejó venir. Ella también tomó mi mochila ", le iba diciendo. 

                             Yo no lo percibía pero adentro de mi padre había quedado aún un último sentimiento de compasión, que le transmitía por mis actitudes 

                            De pronto mi padre detuvo el cinturón : 

                             " - Quieto, entonces iremos a la escuela y miraremos. Veremos si estás diciendo la verdad !! "

                             Diciendo esto, me agarró del brazo y arrastrándome por detrás suyo, salimos a la calle.

                             Estaba muy dolorido por todos lados y sentía ardor en mi cuerpo. Mi vestimenta y mi chaqueta, estaban desgarradas en algunas partes. Se veía los tatuajes que habían dejado los golpes del cinturón sobre mi cuerpo flaco y huesudo. Gotas de sangre caían desde mi corazón e inundaban mis ojos.  
 
                             Nos detuvimos a una orilla del camino. Antes de golpearme como para matarme, mi padre no conocía la verdad y no confiaba en mí.  Durante el camino  detuvo a un  tractor de remolque y me tiró en la parte posterior del vehículo. El subió por si mismo.
 
                             Dio directivas al conductor del tractor : - " Llévanos desde aquí a la escuela " 
 
                             Yo iba sentado en la parte posterior del tractor. Me estaba doliendo mucho todo mi cuerpo. Estaba haciendo tanto frío como el incendio de mi cuerpo. Me dolían las heridas, mi cabeza giraba de dolor y agotaba mis fuerzas para no caerme. 
 
                             Le dije que le demostraría que le había dicho la verdad. 

                             Incliné mi cabeza hacia el suelo, iba fastidioso por el dolor y apretando los dientes. Sentí tener una sombra en la coronilla de mi cabeza. Levanté  mi cabeza. El me estaba mirando enojado, y confundía las cosas, pensando que estaba implicado en algo…

                             Y acusándome  se inclinó hacia mí  y me agarró fuerte del brazo, y apretándome con dos dedos.

                             Tenía una aguja en su mano.

                             Introdujo la aguja en mi brazo y en ese instante mis ojos relampaguearon. Quise entender. Miré a su rostro con ojos suplicantes. Tuve fuerza como para resistir una última tortura :

                             " Padre por favor, por favor no lo hagas. Mi maestra me dio permiso para salir temprano. Ella tomó mi mochila " le dije suplicando.


                             Por un momento caí desmayado. Pero aún así, intentaba poner la aguja en mi brazo, otra vez sentía dolor. Muchas veces, muchas veces hundió la aguja en mi brazo, injustamente y con una expresión diabólica.
 

                            
Mi brazo  derramaba sangre a través del agujero que hizo con la aguja. En el tractor remolcador estaba  gritando y llorando. De vez en cuando quería escapar por detrás del tractor para liberarme de esta gran desgracia. Pero él venía inmediatamente a mi lado, con pasos de un gigante, y hundía más la aguja en mi brazo.

                             " - ¿Por qué te escapaste de la escuela, por qué ? continuaba diciendo, hincándome muchas veces.


                             Una imagen borrosa apareció delante de mis ojos. Me pareció ver a una multitud correr detrás del tractor. Luego, me dí cuenta que estábamos cruzando la zona militar y los soldados corrían detrás del tractor.

                             Estaban los Tülükabaklar de la fábrica de fundiciones y mis hermanos soldados, que escucharon mis voces y le decían " _ Cometes un error padre ". 

                            
Empecé a gritar mucho más para ser visto por ellos.

                            
" Cometes un error padre, no lo hagas padre ". Pero corriendo detrás nuestro, no nos alcanzaron. Rápidamente nos alejamos de ellos.

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                             Llegamos a la escuela.

                             Mi padre me había arrojado detrás del remolcador como una bolsa vacía. Por la paliza que había recibido, no podía sostener mis piernas flacas y débiles. Caí de rodillas al suelo, sobre pedazos de piedras. Estaba sangrando por todas partes. Creí que estaba a punto de morir. No sentía ninguna otra cosa, más que dolor. 

                             El también había caído al suelo y me levantó agarrándome del brazo, como un saco. No tenía fuerzas en mis piernas para caminar, iba tambaleándome por uno de los costados 

                             Era alrededor del mediodía. Estaban los alumnos y maestros  del turno. Todo el mundo nos estaban observando. Algunos se reían, otros me miraban con ojos compasivos.

                             Escuché a unas cuantas personas que se hallaban allí, que le decían : - " Señor, por favor, al menos no lo haga aquí, delante de los ojos de los alumnos ". 

                             En este lugar les mostraba todas la maldad que había hecho conmigo. Yo estaba sangrando. Yo estaba sufriendo, pero para ellos no era importante mi alma ni mi cuerpo. 

                             " Señor no golpee al niño ", le decían, " No lo haga delante de los ojos de otros alumnos Allí se encontraban personas insensibles conmigo y eso me lastimaba mucho más que las palizas que había recibido. Empecé a llorar  mucho más.

                            En un momento, ví que los maestros del turno, corrían por detrás de las filas y llamaban a mi padre, pero no nos alcanzaron. Rápidamente subimos al piso superior.
 
                             Mi padre se enteró de la verdad en la sala de profesores.

                             Comprendió que yo le decía la verdad, sintió arrepentimiento por lo que me había hecho y susurrándome, me dijo :

                             " Anda mi hijo, regresa, vayamos a casa "

                             
No quise ir. Pero no había nadie tampoco, para que no lo haga.

                              Ni mis parientes ni tampoco mis amigos. Estaba obligado de ir a " Casa " junto a mi padre, pero ese lugar no era " un Hogar ".

                              Agarré mi mochila con mi brazo goteando sangre, sin mirar los ojos de mi maestra que estaba frente a mí. Mi maestra lloraba.

                             "  ¿ Por qué tomó mi mochila, mi maestra ? " le dije. 

                             Ella también estaba triste y miró hacia el  suelo.

                             " Discúlpame Can. No sabía que ocurriría esto " 

                             Mi padre había desaparecido. Yo también quise salir afuera de la sala, iba balanceándome. No podía llegar lejos. Los maestros que habían visto el cuadro de violencia quedaron paralizados. Mi padre era corpulento y tenía una apariencia de ser severo. Unas cuantas veces pensé si las personas lo mirarían como un golpeador. Supuse que mis maestros habían visto lo mismo que yo.

                               Nadie podía hacer nada. No dijeron ni una sola palabra. Todos estaban callados en sus lugares.
 
                               Empecé a retomar el camino derecho a casa, siguiendo a mi padre. Cada uno de mis pasos pesaban una tonelada. Las heridas de mi cuerpo me dolían mucho más porque mi cuerpo había empezado a enfriarse. Todos los edificios estaban girando alrededor de mi cabeza. Estaba caminando con una fortaleza sobrehumana. Mi único propósito era llegar a casa y dormir un poco para que desaparezcan mis dolores.

                             Un último paso más…

                             Un último esfuerzo más…

                             Una última vez más…

                             Una última…

                             Por última vez me abracé fuerte a mi libro " para Mehmet "…

                             Hacía frío. Sentí mucho frío….

                             Como si fuera que yo estuviese en " La Guerra de la Liberación "  y un soldado enemigo me transportaba, caminé llevando mi mochila sobre mis espaldas.

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                             Era muy pequeño…

                             Era inocente…

                             Yo solamente era un niño…

                             Por Qué…?

                             Por Qué…?

                             Lo último que recuerdo es haber visto a diez o quince soldados de guardia con armas en sus manos que sonreian  y a los Tülükabaklar de la fábrica de fundiciones que se dirigían directo hacia nosotros.

                             " Can!! …. Can!!…. "
 
                             " – Can !! ….Can !! …."

                             " Qué te ha pasado ?…"

                             
" Qué está pasando Cannn?"

                             
De pronto lo que aparecía ante mis ojos desapareció…

                            
Dejé de tener dolor…

                            
Y todo se cubrió de oscuridad…

                            
También en mi interior había oscuridad…

                             
Ahora estaba en paz…..
 
                             Y por fin todo había terminado.

                             Ante mis ojos se abrió un lugar que nunca anteriormente había visto.

                            Mi cuerpo estaba muy dolorido y lastimado.

                            En mi mano habían conectado un suero. Miré a mi alrededor para comprender donde me encontraba. Habían desnudado mi cuerpo y  habían curado las heridas punzantes de mi brazo.

                            Yo quería comprender qué estaba sucediendo, veía que llegaba una enfermera con una gran capa negra, dejaba una vasija de metal con sopa, y se iba.

                             
Por lo que antes había visto, no se parecía a una enfermera. No estaba con su uniforme. Levantó mi cama y me acomodó para que comiera, colocándome la cuchara en mi mano ;

                             Y me dijo "

                             –No estás alimentándote bien. Anda, come. Yo iré mientras a ver otros enfermos y luego regreso por ti, hasta que hayas terminado de comer.


                             Entonces le dije  : 

                             " – Tenía mi libro en mis manos, " La Batalla de Gallipoli ". Usted no lo ha visto? 

                             Había esperanza en sus ojos ;

                             " Usted no lo tomó? ", le insistí 

                             La enfermera que llevaba la capa, avanzó directo al armario que había en la habitación y me alcanzó desde un estante un rollo de papel, arrugado y estropeado. Era mi libro " La Batalla de Gallipoli " que había tenido en mis manos y que había sido aplastado o pisoteado. Traté de acomodarlo, para no llorar, pero no era posible con mis años,  poder contener mis lágrimas. Estaba  muy afligido. El libro que más amaba estaba muy desordenado y deteriorado.

                             
Sentí a mi cuerpo también desintegrarse.

La enfermera salió de la habitación; y recién cuando me convencí de haber ordenado mi libro, lo suficiente, empecé a tomar la sopa, aunque a duras penas, con dificultad. En ese momento era necesario no regresar a la escuela, hasta que me restableciera o estuviera mejor. 

                            Me preguntaba desde cuánto tiempo estaba aquí? Dónde estarían mi madre y mi padre? Ninguno de ellos había llegado por mí.
        
                            Luego de tomar mi sopa, me recosté en mi cama. Sentía mucho sueño. Tenía curiosidad en saber sobre mi padre y mi madre. Estaba pensando en esto, cuando entró un doctor, como una gran estrella, anciano, calvo y uniformado.

                             Acercó una silla al lado de mi cama

                             -" Yo soy el Coronel Dr Namik ¿ Cómo estás hijo? ¿ Te sientes un poco mejor?, dijo. 

                              - ¿ Cómo quién debería estar? Ó Cómo tendría que sentirme?
 
                             Llorisqueando le dije :
 
                             " - Querido doctor estoy dolorido por todos lados "
 
                             Desvié mi cabeza hacia a ventana. No quise mostrar las lágrimas que derramaban mis ojos.

                             " -  Te comprendo muy bien pequeño. Aquí llegaste desmayado. Te trajeron mi amigo que es coronel y  también es comandante y los soldados que hacen guardia a orillas del alambrado, porque te habías desmayadp. A tu lado había grandes personas ¿ Finalmente que te sucedió? ¿Quién te pegó? Miró mis ojos esperando una respuesta.

                             Entonces le dije :

                             -" Señor, estaba mi padre a mi lado "

                            En el rostro del anciano doctor se mezclaban expresiones de tristeza y de enojo. No sabía que decir. En realidad, no había nada para decir.

                             En voz baja dijo : - " Así que fue tu padre ".

                             " - Pero, por qué te ha pegado de una manera tan horrible? Qué hiciste hijo? Ningún padre golpea de esta manera, hasta la muerte, a su hijo? "  Me dijo. 

                             " - Yo no hice nada, querido doctor. Solamente había llegado temprano a casa y como no tenía mi mochila conmigo, creyó que me había escapado de mi escuela. creo que me golpeó por este motivo. " le dije 

                             Doctor : 

                              _  Por qué no le dijiste  la verdad


                             " -  Yo se la dije, pero él no me creyó y empezó  a pegarme. Me castigó con su cinturón, muchas veces le expliqué que mi maestra me había enviado a casa, pero estaba muy enojado. Por su ira no sentía compasión por mí, continuamente me pegaba.

                             " El doctor preguntó :

                             ¿ Luego él cómo se enteró de  la verdad?

                             " - Fuimos a la escuela en un tractor – remolque, yo iba detrás, y se enteró de la verdad por mi maestra. Lo último que recuerdo es cuando caminando de regreso a mi casa, ví a mis soldados hermanos. Los soldados estaban muy enojados porque cuando mi padre me estaba llevando a la escuela en el tractor, no se detuvo y ellos corríeron detrás nuestro.

                             Doctor  :

                              - " Cómo se produjeron las heridas de tu brazo? "

 
                             " - Cuando nosotros ibamos en el remolcador, él sacó de su ropa una aguja y empezó a punzar mi brazo " le dije.                    
 
                             El doctor me respondió : 

                             " -  Hijo, la aguja no penetró tanto en tu brazo "

 
                             "  - Pero querido doctor, él la hundió. Cada vez la hundía más, tanto que inundé mis ojos en lágrimas "

                             Me dí cuenta que los anteojos de mi querido doctor se habían empañado, por efecto de mi relato.

                             Cerré mis ojos como queriéndome dormir para no afligirlo más. Entonces él me dijo :

                             " _Te puedes quedar aquí hasta que te mejores "  y  apretó mis manos entre sus manos, suavemente, para consolarme.

                             Se separó de mi lado y entró a la habitación el comandante de la fábrica militar de fundiciones, que me había traído al hospital. 

                             
" ¿ Cómo estás Can?!  Mis soldados me leen las lecturas de tu libro y también me hacen llorar " me dijo sonriendo 

                             De pronto, me sentí mejor. Ya no estaba triste. Lentamente saqué mi libro arrugado por debajo de mi almohada. A pesar que sabía de memoria todas las lecturas del libro, pensé que sería muy interesante volver a leerlo página por página.

                             Les leí también mi poesía, y al expresarla de manera teatral, con gestos y mímicas, sentí que las heridas de mi cuerpo empezaban a doler, tuve que gritar pidiendo ayuda como un soldado enemigo herido. Comprobé que los dos coroneles habían participado como soldados en la " Guerra de la Liberación ". Los ojos se les llenaron de lágrimas y levantaron sus rostros. Compartíamos un secreto. Luego de escucharme, se fueron con los ojos inundados en lágrimas, por detrás de la enfermera.

                             Yo estaba muy feliz. Me gustaba mucho lo que me había sucedido, habían escuchado mis lecturas con emoción y para mí fue una alegría aparte.

                             En ese momento, tuve un presentimiento de que años después me encontraría otra vez con el coronel. Había sentido que viviría también otras cosas diferentes, que nuestro destino otra vez nos reuniría, pero esta vez en un sitio diferente y con diferentes identidades.

                             Me quedé diez días en el Hospital Militar de la avenida Camlık. Cada día que pasaba miraba por la ventana del hospital hacia fuera con la esperanza de ver a mi hermana y a mis padres. Ninguno llegaba. 

                             Una vez más, el amor, de hijo, en mi corazón se moría, por esperar a mi madre y a mi padre en una habitación de hospital.
            

                             Los comandantes y soldados que me trajeron al hospital, todos los días me visitaban y no me dejaban solo.
 
                             Aunque mi madre no me preparara el desayuno por las mañanas y mi padre me golpeaba y mi hermana no me llamaba tampoco, yo seguía queriendo a mi familia. Pero no los tenía.

                             Cuando ya pude ponerme de pie para salir del hospital, le dije a mi querido doctor :

                             " Necesito ir a la escuela. Estuve aquí por un largo período. Quiero mi ropa para salir del hospital"

                             Después de bañarme, tomé mi ropa que había preparado y empecé a vestirme. El delantal de la escuela estaba roto, arrugado y  tenía manchas secas de sangre. Me puse el pantalón. Hurgué los bolsillos de mi campera, no tenía nada de dinero. El hospital está ubicado en las afueras de la ciudad y me di cuenta que necesitaba  dinero para comprar el boleto para viajar en un ómnibus. 

                             Enseguida fui al lado del anciano y querido doctor, que aún estaba en el hospital. Le expliqué mi situación. 


                              El me dijo :
 
                             " Te enviaré a tu casa en una ambulancia. Espera en la puerta del hospital, en el jardín.
 
                             Salí del edificio y empecé a esperar  en la puerta.

                             Estuve afuera sentado, en el frió, durante una hora aproximadamente, con el dolor de mis heridas. Nadie llegaba ni tampoco nadie se iba.

 
                             Mucho después el doctor Coronel Namik regresó a mi lado. Me hizo subir a su auto y me llevó a su casa, porque ya era tarde. Llamamos a la puerta de su casa. Se abrió la puerta y una mujer salió a recibirnos. Ingresé al interior. La esposa del coronel se arrodilló y me miró  lagrimeando.
 
                              - " ¿ Tú eres Can ?" dijo. Afirmé bajando la cabeza. 

                             Me abrazó con mucho afecto y acariciando mi cabello con compasión y amor de una madre me dijo :

                             _ " Podrías haber sido mi hijo. Lamento mucho lo que has vivido, pero tus padres te  han castigado tremendamente. Seguramente estás deseando que te ocurran cosas buenas.  Esta vez, por  poco más no podrías haber seguido adelante en este viaje ".
 
                             Luego me tomó de la mano y me llevó al salón. Me presentó a sus hijos. Los saludé con afecto y nos sentamos todos juntos a la mesa, habían preparado las comidas más deliciosas para mí. 
 
                             Ví realmente cómo debería ser una familia y lo que significaba el calor de hogar. Cuando se hizo la mañana, el coronel les encargó a los soldados que me acompañaran hasta mi casa.
En la puerta, bajé del auto. No había nadie alrededor
 
                             Seguí directo hasta la puerta de casa. Despacio empujé la puerta e ingresé a su interior. Mi madre salía de una habitación, expresaba frialdad en su rostro. Me miró con enojo por un largo tiempo sin decir nada. No le dí importancia. No quise considerarlo importante.
 
                             Fui a mi habitación como si nada hubiese pasado y me preparé para ir a la escuela. Con la intención de salir de casa  tomé mi mochila, mi  madre me dijo : 

                             " -  Si quieres hoy no vayas a la escuela "

                             Entonces yo le respondí :
 
                             " - Iré a mi escuela. Hoy hay una conferencia de Ece Amca ; dirá temas muy importantes y no quiero perder esta oportunidad "

                             Me fui de casa y caminé a la derecha hasta la parada del ómnibus. Subí al primer autobús que llegó. Me acomodé en un asiento del interior. Hoy era un día raro porque había subido al azar a un ómnibus cualquiera. Mirando hacia el exterior, ví a lo lejos una persona con la cabeza envuelta en una venda blanca que caminaba con muletas en sus brazos. De pronto, sentí agitación en mi corazón y dolor. Miré otra vez al hombre vendado y con muletas. Este hombre era mi padre. 
 
                             En ese momento comprendí que se había entrecruzado con los soldados hermanos y los Tülükabaklar 
 
                              A pesar de todas estas cosas, me afligí mucho por haber visto a mi padre de esta manera. No pude contener mis lágrimas. Tampoco sabía por qué estaba llorando
 
                             Sólo que me preguntaba una y otra vez más las mismas preguntas que me hacía mi padre, para responderme a mi mismo
 
                             Cuando llegué a la escuela, mis amigos y maestros ya habían ingresado a la escuela desde hacía mucho tiempo. Entré a mi aula y me senté en mi escritorio. 

                              Mi maestra y mis compañeros se comportaron muy bien conmigo y estaban muy preocupados por mí. Durante diez días no pudieron ir a visitarme durante mi internación en el hospital, porque el Hospital Militar quedaba muy lejos  de la ciudad, en las colinas.
 
                              En la tercera hora de clase empezó a dolerme seriamente mi cuerpo, ya había pasado el efecto de los calmantes que me habían dado en el hospital. Sentía que mis lágrimas estaban apareciendo en mis ojos, y como que tenía un cordel en mis manos. Mi maestra no pudo resistirse y vino a mi lado.
 
                             Como parecía que empezaría a llorar, enseguida mis maestras tomaron mi mochila y me llevaron a una habitación. Prepararon una cama con dos sillones a cada lado. Llamaron a un médico del Hospital del Estado, que correspondía a la escuela, para que me observe. En ese intervalo de tiempo, también llamaron al Hospital Militar para saber información sobre los medicamentos que estaba recibiendo. Llegó un doctor y realizó otra vez la limpieza y desinfección de mis heridas. Cuando el médico me estaba curando, ví que lloraban de verdad. Desvié mi cabeza para otro lado
Me dió un analgésico y así  pude abrir un poco mis ojos                     

                             En ese instante,  me dí cuenta que alguien estaba al lado de mi cabeza 
 
                            Era un anciano que sonriendo  me miraba con sus anteojos y con preocupación, no era otro que Ece Amca. Corrían dos gotas de lágrimas desde sus ojos. 
 
                             Dirigiendo su mirada hacia mí, me dijo tomándo mi mano :

                             - " ¿ Qué te pasó Can ? ¿ Estás bien ?

                             " Estoy bien Ece Amca. Necesité tomar los medicamentos para calmar un poco el dolor de mis heridas. " le dije.

                             Ece Amca dijo :
 
                             " – De acuerdo hijo. Ya has terminado de madurar. Fue tu padre. Trabajó para educarte. Y para crecer tuviste que quedarte en ese lugar.
 
                             " Mira que pronto irás al ejército como yo. Quizás también seas militar ¿Qué dices ? ¿ Qué quieres ser ? Para un joven como tú, te quedaría muy hermoso el uniforme de un oficial militar. "
 
                             De pronto empecé a visualizar esa personificación. Siempre de pequeño quise ser militar. Podría ser un héroe como Ece Amca o como Mehmet, el personaje de las lecturas de mi libro.
  
                             " Verdaderamente, podría ser militar " me dije.
 
                             Ece Amca  :
 
                             " -  Por supuesto que lo serás. Pero primero necesitarás confiar en tí mismo para poder ser militar.

                             Tú lo serás cuando creas en ti  y cuando te sientas preparado para hacer lo que sea necesario. En realidad es un aprendizaje con mucho trabajo. Tú has sido el primer alumno de la escuela que aprendió a leer y  siempre tenías  una respuesta a mis preguntas. Tú serás un militar. " dijo 
 
                             En seguida llegó uno de los soldados hermanos que no sabían escribir ni leer y que estaba en la calle. Ellos aprendían a leer y a escribir en la Escuela Alí, que abría para aquellos que habían abandonado los estudios. Pero eran lentos para aprender a leer los libros de colores que tenían historias.

                              Ece Amca me miró sonriendo.
 
-                            " Ece Amca, en mi camino hacia la escuela hay soldados ¿ Podemos llevarles a mis hermanos soldados los libros de color que están allí ? Así aprenderán a leer más rápido los libros de historia. Y yo estaría muy felíz. " le dije. 

                             Ece Amca dijo :

                             - " Tu pensamiento es muy hermoso Can.  Tú me has preocupado por ellos, observaré y traeré los libros de color que consiga, para todos y miraré también cómo es su aprendizaje en la lectura y escritura.

                             Después, acarició mi cabeza suavemente. Se saludó con mis maestros y salió de la habitación. 
 
                             En ese momento percibí que había conocido a un verdadero héroe. 
  
                             Era un héroe  con una vida real que  me enseñaba a vivir con virtudes para ser una buena persona.

                             Para nosotros, los estudiantes, fue el hombre que nos educó y nos guió para alcanzar nuestros sueños.

                             Fue un privilegio conocer a Ece Amca. Siempre estuvo a nuestro lado en las ceremonias y fiestas de nuestra escuela  y juntos celebrábamos la ceremonia de cantar el Himno Nacional de Turquía.

                             Preparaba las fiestas escolares  de disfraces de mariposas dando indicaciones a mis compañeros de la escuela primaria. Yo también integraba las ceremonias de la escuela con uniforme escolar. La directora siempre me entregaba la Bandera Nacional de Turquía para llevarla en las Fiestas Nacionales Turcas.
 
                             A pesar de tener un cuerpo delgado y pequeño, con esfuerzo pero con orgullo llevaba erguido la bandera sobre mis hombros y no la compartía con nadie.
 
                             Antes de empezar la ceremonia toda la escuela nos reuniamos para cantar el Himno Nacional. Después todos juntos nos íbamos  con pasos ordenados,  a un sitio,  como un estadio, acompañando los sonidos de las  trompetas, para dar inicio a la ceremonia escolar. 
 
                             Luego que terminaban los desfiles y las celebraciones oficiales, empezábamos a regresar a las casas, pero yo retornaba otra vez a la escuela, llevando orgulloso la bandera sobre mi cabeza, para dejarla en su sitio. Cuando llegaban los padres de cada uno de mis amigos, se iban a sus casas dispersándose. A mí nunca nadie venía a observarme. Siempre estaba solo. Llegaba solo y regresaba solo a mi casa, por mi cuenta.
  
                             Los años transcurrían como el agua. 
 
                             Y yo ya había llegado al quinto año del colegio secundario, hasta que un día llegó Ece Amca con un paquete en su mano. 
 
                             Sonriéndome dijo : 
 
                             " Ven mi hijo Can, tengo un regalo para tí "
 
                             Abrí el paquete que tenía delante de mis ojos, con curiosidad. Desde afuera hacia adentro del paquete fui encontrando un balón y un retrato de Atatürk y había una gastada pero real bandera, que cuidaré y guardaré con esmero. 
 
                             Era una bandera muy hermosa y significativa. Por un momento me dije para mí… ojalá hubiese estado allí. Y escuché con emoción, desde atrás, las palabras que me decía Ece Amca : 
 
                             " Can, mi hijo, te traje esta bandera de obsequio, por haberte graduado en la escuela. Debido a tu amor a la escuela y para aprender, a pesar de las dificultades económicas y sufrimientos espirituales. Te mereces estudiar. Y por no haber estado en la guerra, también te mereces esta bandera que no tiene otro precio que el valor espiritual. Tú eres un niño valiente. Yo sé que en tu futuro  harás misiones importantes y sé también que rescatarás a muchas personas. Y también percibo que sacrificarás tu vida por tu país, en todo lugar que debas ir. Porque te has educado y entrenado de una manera hermosa, por ti mismo. Y lo lograste. 

                             Sonriendo continuó diciendo : 
 
                             " Siempre tendrás éxito. Recuerda que si tú quieres ver el amor, estará en todas partes. Yo te amo mucho. Por este motivo te regalo también esta consigna para que te defienda. Cuídala. " 
 
                             Sus ojos se habían llenado de emoción. Me extendió su mano y yo además  besé sus manos y a igual que un hijo a su padre, nos abrazamos. 

                             Yo también le dije que lo  amé mucho y le agradecí  por todas las cosas que me enseñó. 

                             " Tú has sido siempre alguien especial para mí, querido Ece. Nunca te olvidaré por todo lo que me has enseñado. En mi corazón reservaré todas las cosas. Me has amado y te has interesado por mí. Muchas gracias también por confiar en mí y por encender tu luz adentro mío. "
 
                             Nos abrazamos otra vez.
 
                             Mi héroe y mi maestra lentamente, lentamente se alejaron y salieron de mi vida.
 
                             Esa fue la última vez que ví a Ece Amca.
 
                            A igual que un álbum de fotos, los recuerdos de este señor aparecen en mi mente con más claridad, en todo lugar.

 
                            Y esas imágenes delante de mis ojos nunca se separaran durante mi vida.

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